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Para corazones alvaristas de más de 18 años...

La escena de pasión entre Alicia y Álvaro ya ha sido vista, miles de veces… Yo creo que más de la mitad de ellas son mías, sin exagerar… Todas las veces que la veo, siento lo mismo, se me eriza todo…
Lo primero que me lo produce es como Álvaro la contiene en sus brazos, con esa capacidad de abarcarla y sostenerla, mientras ella no quiere despegarse de él, abriendo la puerta. Después, como, aunque se desplazan y se mueven, se adaptan para no dejar de besarse, no perder el contacto de sus labios y sus cuerpos. Como el estremecimiento del deseo y el amor de los dos, les hace culebrear. Culebrean por el escalofrío que les recorre todo su cuerpo y es transmitido e intercambiado entre los dos. Álvaro se apoya en la puerta un instante, le flaquean las piernas cuando le recorre el placer, pero arrastra a Alicia para que se apoye en él, en todo su cuerpo. Primero empuja Alicia y se encoge Álvaro, pero en este encogimiento no se despega de ella. Ella se siente flaquear ahora, y entonces es Álvaro quien la sujeta. Tienen un medio segundo de reposo de estremecimiento y se miran a los ojos para reconocerse en ese instante. Que están ahí, ellos dos, compartiendo ese instante eterno que resume su amor descubierto hace una discusión, apenas. Se miran y se aprueban. Quieren seguir entregándose porque el otro también lo quiere. Alicia es la que primero quiere seguir, es la que primero busca de nuevo la boca de Álvaro, es la que primero responde al impulso… pero Álvaro recoge ese impulso y lo sostiene sujetando la cara de Alicia con las 2 manos. Reflexiona en la mirada de Alicia en un instante de nuevo, y ve la afirmación de Alicia en su sonrisa. La besa nuevamente estremeciéndose y acercando a Alicia a sus labios con las manos… y de repente Álvaro y su pasión levantan a Alicia del suelo y en dos pasos la acercan a la cama… En ese gesto, el corazón se me levanta a mí hasta la garganta en un impresionante hormigueo largo. Álvaro con ese gesto, me enamora y me sugiere y me despierta la imaginación de ¡madre mía que pasión que tiene este hombre en la cama y con ese amor que lo alimenta! (si sigo me voy a volver pornográfica)… Bueno ya están al pie de la cama. A Alicia le cuesta un momento aterrizar el corazón en su cuerpo, una vez que posa los pies en el suelo. Debe ser difícil aterrizar en ese instante desde el séptimo cielo en el que estaba, sólo ha sido un momento de vuelo, pero ¿dónde debe haberse sentido toda ella, cuando no tocaba el suelo? Estremecidos apoyan sus cabezas en sus cabezas, para volver a fijarse en lo que sienten desde sus ojos. Álvaro insiste en preguntar a Alicia desde el silencio, desde la pausa en mirarse sin besarse. Quiere estar seguro de que ella quiere estar con él en ese momento, y que desea lo mismo que él. Es un momento de nada, pero en esa vorágine de pasión es todo un mundo para cerciorarse del deseo de ella. Le sonríe y esa es la señal para seguir. La prepara con un beso y la tumba de nuevo con la fuerza de su deseo. Otra vez me expande las expectativas de su pasión en la cama y ¡con ese amor!... ¡Qué pedazo hombre!... Parece que ya Alicia no puede hacer nada para detenerlo, pero es él quien por última vez, después de que Alicia se ponga encima de él, le pregunta mirándole a los ojos, si quiere seguir, si siente lo mismo que él. Alicia le responde con la contraseña de siempre: sonríe, y ya los dos sonriendo se abrazan en su amor y su deseo…
¡Madre mía qué escena tan increíble! ¡Tan corta y tan llena de pasión y vida!
¡Bravo para todos que intervinieron en ella!












Dice Alicia:

Álvaro, déjame que te cuente lo que en voz alta nos prohibieron decirnos después de esa noche, donde la tormenta de truenos en palabras, y rayos en confesiones heridas, se convirtió en noche de sensuales fuegos. Te descubrí en ti: el hombre, el enamorado vencido, el amante entregado. Déjame que te cuente en grito lo que mi corazón exclama después de conocerse abierto y encendido en llamas. Te quiero, te quiero incluso antes de ser amor eterno. Te quiero por que te reconozco, te conozco incluso antes de ser consciente de ello. Te conozco tanto, desde tanto tiempo, que las dudas ya nunca han sido parte de mí. Todo está claro en mi corazón. He estado perdida en Fernando, con la pasión entretenida en sueños de compartida vida, sin futuro. Pasión profunda, amor sin fondo. Todo lo he vivido, ya es parte de mí. Desde ahí, mi más profunda conciencia, te veo, te siento, te entrego mi vida y mi corazón. Tu alma y mi alma siempre estuvieron juntas, se hicieron amigas desde que tu corazón y el mío se encontraron en ese pasillo, ese comienzo del camino entre tu vida y la mía, hacia la vida juntos ¿Quién nos iba a decir a ti y a mí que sin buscarnos, nos encontraríamos en el lugar común de mi padre y tu maestro? Ese pasillo. Ahí vuelvo con mi boina y mi vida mía, a buscarte, a decirte ante todo el mundo que nos mira, que no quiero irme a ningún sitio, que te quiero, que quiero ser tu mujer, que me gusta decirte que te quiero, al igual que me gusta oírtelo decir a ti… Álvaro mi amor, te quiero … Te quiero,mi amor, Álvaro.












Dice Alvaro:
Alicia, te acabo de escuchar en letras de Alvalicia. ¡Mi vida, mi amor, qué bonitos se sienten tus pensamientos! Se funden en las emociones tuyas, esas que descubrí en ti, estremecido en tu cuerpo, aquella noche, sí, de sensuales fuegos. Cabalgamos unidos en fuego hasta donde el corazón en llamas no abrasaba el amor, sino que lo alentaba para ser más fuego. Amor de fuego que abre el corazón y te colma el alma. Alicia no entiendo como pude abrazar tanto amor en llamas. No entiendo como pude abrazar tanto sueño imposible en tu cuerpo y tu alma. ¡Alicia, tanto amor, tanto amor abrazado en ti! Me colmé y te sentí en mí. Ya antes fue, que me sentí en ti. Desde entonces soy tuyo y tú sigues siendo tú, aunque en mí, te siento.
Alicia ¿qué me hiciste, hechicera? Desde esa noche, te siento en mí pero te quiero libre. Sabes que te necesito, pero te necesito entera. Te quiero con tu cuerpo, con tu voluntad, con tu corazón, con tu alma, toda tú, queriendo estar conmigo. Me colmaste de ti completa y no puedo soportar tu presencia, ausente de ti. Mientras dormíamos te sentía toda tú. También en el desayuno te sentía toda sintiente de nosotros y nuestro amor. Pero Ignacio nos trajo la tentación de las dudas. Ya sabes que probé de ella. Fueron las dudas, que te ofrecieron acompañarte a París… ¡Ya sé, metí la pata hasta el fondo! Pero amor, fue por pensar en ti como si fueras yo, cayendo en la tentación. Me reprendiste, con el enfado del amor ofendido. Me dejaste entre la tentación de las dudas y las dudas mismas, de dónde estaba el error. Luego, perdido, me hallé en el lugar común de tu padre y mi maestro, donde tu corazón y el mío empezaron el camino hacia la vida juntos. No sé que buscaba. Quizás la certeza que mi alma sintió de nuestro eterno amor, al encontrar la tuya en ese pasillo… Quizás.












Y luego llegaste tú y tu decisión...
Ahora siento que mi corazón quedó pendiente del hilo de ella. Sintiendo después ese momento, me doy cuenta de lo que es estar al borde de la nada, al borde del todo ser, sintiendo. Suspendido en el hilo de la nada, me quedé cuando apareciste, Alicia Peña, siendo tú y tu sonrisa, para traerme la vida entera, o la oscura muerte de la vida. ¿A qué venías, mujer? Ya era tuyo sin armas ¿qué rendición quedaba? Alicia ¿qué tramabas?… En ese estar suspendido de ese hilo eterno de espera, a la nada llegó el verbo, tus palabras. Se hizo la luz en mi vida. Tus palabras decididas alumbraron las dudas de la nada, y las convirtieron en certezas vislumbradas en la noche anterior en nuestro amor de fuego. Te escuché tus lágrimas, te escuché tus ojos, te escuché tus manos acariciando mi cara. Te escuche tu alma cuando pronunciaste “te quiero, te quiero incluso antes de ser consciente de ello…” ¿Cómo te atreviste a preguntarme después de confesarme que querías quedarte conmigo: “¿lo quieres tú?”… ¿Cómo te atreviste a jugar con esa certeza de mi corazón y alma? ¡HASTA EN LA MISMA NADA SABÍA QUE ESO ERA LO ÚNICO QUE DESEABA DESDE QUE TE CONOCÍ! ¿También en ti el amor jugaba con las certezas del alma? ¿O eras tú quien jugaba desde la certeza del amor de tu alma, con la mía?... Alicia sé que lo sabes, que lo sientes, pero también a mí me gusta decirte: que te amo Alicia Peña, y me gusta decirte y te diré siempre como entonces te lo dije, que te amaré hasta que me muera…















Detengo la imagen en la escena en donde duermen 2 amantes plácidamente. Lo convierto en un cuadro. Me parecen Álvaro y Alicia. No muestran ni el antes, ni el después. Nos invitan a su interpretación. Sabemos de la escena anterior: fuegos de colores enamorados, surgidos de la chispa de la pasión y la leña del amor. Después los veremos en el desayuno, flotando en la nube de amor, que les aliena el cuerpo y el espíritu. También sabemos de la historia de ese amor descubierto en la catarsis de una discusión. Sabemos del no darse cuenta de Alicia, entretenida por la pasión cegadora de un amor, que no la eligió; y del sinvivir de Álvaro, atrapado en un amor eternamente creciente, y anhelante de amor no sufriente. Ahí están, abrazados, sosegados. Álvaro abraza a Alicia. Es un abrazo que la retiene amorosamente para mantenerla en su vida. Es un abrazo que sostiene el sueño soñado, Alicia, cerca de su cuerpo, lo más real que tiene. Está dormido, tranquilo, porque su abrazo le guarda lo que más quiere en la vida, sea despierto, dormido, o en plena alienación amorosa, Alicia. La respira, la escucha, la ve en ese abrazo dormido y plácido. Alicia sujeta el abrazo para que no se rompa en su sueño, y se escapen, la sensación de plenitud y bienestar, que la durmieron arropándola con amor y dicha. Él la guarda de lo que ella quiere que la guarde. Quieren guardar su amor abrazado entre ellos... Y el mismo sol se ilumina al verlos tan plácidamente abrazados de amor y amor.








El amor de Álvaro se alimenta, crece, a pesar de todo. A pesar de los jarros de agua fría... el amor de Álvaro crece a pesar: de no reconocerlo él mismo, de negarlo, de reprimirlo, de creerlo indecoroso, de creerlo imposible, de saberlo impropio de un profesor, de estar convencido de que Alicia ama a otro, de las ilusiones frustradas, de los entusiasmos baldíos, de los intentos de olvido, de la Esperanza que se va, de su caballerosidad, de su mente... del jarro de agua fría que apaga el fuego de cualquier corazón ardiendo. .. A pesar de todo, Álvaro cada vez, ama más a Alicia... y su ánimo es líquido que se amolda al recipiente de Alicia...


Álvaro ya no tiene voluntad. Su ánimo es líquido que se amolda al recipiente de Alicia. Si Alicia está feliz, él es felicidad. Si Alicia sufre, el sufrimiento se encarna en Álvaro. Cuando entra en la clase, cuando nota su presencia, es como si el líquido estuviera esperando qué debiera ser su forma. El desconcierto de Alicia al ofrecerle en la mañana acompañarla hasta Francia aún moldea a Álvaro. Está desconcertado.No se atreve a predecir, a decir antes de tiempo, las palabras que debieran acercarlos más, a unirlos de nuevo como unidad en dos. No puede soportar equivocar con las palabras, lo que tan claro está en su sentimiento. Espera lo que sea que Alicia desee porque eso será lo que él desea que sea.
















Alicia casi etérea. Álvaro abraza a Alicia con la fuerza de un volcán en erupción ¿Que se debe sentir cuando la fuerza de un volcán alimentado de amor contenido y lleno, te abraza, te levanta, te besa, te mira, te solicita y te ofrece?Si con una mirada sientes mariposas en el estómago ¿qué no sentir cuando la mirada se convierte en abrazo rotundo y amoroso?Alicia se siente casi etérea, todo su cuerpo siente mariposas en su cuerpo. Alicia etérea de placer.
Álvaro no quiere dejar de sentir el cuerpo de Alicia. Siente su propio deseo respondido por el deseo de ella. No quiere interrumpir ese momento de contacto soñado por su corazón y reclamado por su cuerpo. La abraza rotundamente y la ancla en la cabeza y la cintura para que no se le escape ningún centímetro de su cuerpo sin experimentar el deseo. Este momento es de los dos amándose, tiene celos de hasta el suelo, no quiere que la toque. Sólo quiere sentirse unido, ya la tiene abrazada por fuera, sólo le queda abrazarse por dentro.
Álvaro me encanta. Siente y se entrega al sentimiento pero no sabe manejarse desde la emoción. Las palabras que nacen de la mente, son expertas en explicaciones en Álvaro. Sin embargo las palabras que nacen de su corazón gatean y tropiezan con su inexperiencia. Su mente es diestra, su corazón balbuciente. ¡Pero no te preocupes Álvaro, las palabras mienten. Las acciones no! Alicia lo sabe, y por eso te busca y te dice y te hace y te besa y te abraza ¡y se queda!...
Bueno, os voy a poner lo que yo como alvarista, entreveo en la frase bendita de ambigüedad, que los guionistas nos ofrecen para seguir sinviviendo, con nuestra historia de amor en tiempos revueltos.“¿No entiendes que si Fernando muere, su recuerdo se interpondrá entre nosotros para siempre, como una sombra?.Si Fernando muere, Álvaro mi amor, la sombra del verdadero motivo por el que estoy contigo quedará ahí, en nuestras vidas. Yo te quiero, y quiero ser tu mujer; y estar contigo siempre, en la salud y en la enfermedad, y quererte y respetarte siempre, todos los días de mi vida, porque te quiero. Y si Fernando vive, cuando me siga quedando contigo, la certeza de mi amor hacia ti, no tendrá sombra de duda. Álvaro, Fernando vivo es la garantía de la fuerza de nuestro compromiso y nuestro amor. Si Fernando muere, su recuerdo siempre estará ahí, listo para infiltrarse en nuestros momentos de dudas. Y Álvaro, las dudas nacidas de las sombras del pasado, son difíciles de combatir a la luz del presente. Álvaro, quiero a Fernando vivo, porque lo quiero, claro, siempre lo querré… Pero también porque te quiero a ti y no quiero que nada se interponga en la felicidad de nuestras vidas. ¡Álvaro no permitas que su muerte se convierta en recuerdo y sombra, dale la luz de la vida!”















La poesía es amor del alma, expresado en palabras. Los anhelos son deseos nacidos del amor, soñado del alma. Las caricias de Álvaro son poesía de las manos, para abrazar el alma del sueño anhelado, Alicia. ¿Cómo es posible tocar un sueño, un anhelo, un amor eterno desde que comenzó el fuego enamorado del corazón y el alma? Álvaro con sus manos acaricia, toca levemente la piel. Esa es la distancia que acaricia el alma, que está entre la realidad, y el sueño hecho realidad. Es la distancia que separa al anhelo del deseo más carnal. Cuando Álvaro acaricia a Alicia, se convierte en beso enamorado de alma con alma, beso enamorado al sueño siendo realidad.
Y lo de la boda… ¿quién no cae en la tentación de acariciar un sueño por un instante eterno, temiendo y sabiendo que ya no habrá más instantes eternos de acariciar un sueño? Álvaro en la boda cae en la tentación. Coloca la alianza de su promesa de amor y fidelidad y sucumbe desde el contacto de la piel a la caricia del alma de Alicia. Álvaro acaricia con la alianza el alma con la que se quiere casar y en su vuelta se detiene en ese instante de eternidad… ¡¿Por qué no durará?!


¡Aprended!... Como el destino se encarga de enceder el fuego del amor, con el choque de 2 cuerpos. Como la chispa salta de mirada a mirada, para llegar a la estancia del corazón preparada, para ser habitada por la emoción del otro y de uno mismo. Son corazones que sólo saben que anhelan cuando llega el sueño anhelado. Que desean ser enamorados por la persona que esperan, y no saben que llega, hasta que llega. Ese choque fortuito, abre los ojos de 2 corazones que vagaban en el limbo del no necesitar amar, porque aún no ha llegado el corazón, con el que caminar juntos. Ese encontronazo del destino, es el golpe que los despierta a la vida real, que es real porque aparece a quien se anhelaba amar y no se sabía que se anhelaba amar, para vivir sintiendo. Sólo amando se vive con vida. ¡Aprended! Como el destino se encarga de encender el fuego de la vida.
















Álvaro en la discusión no se queja, se harta de su sinvivir. Su sinvivir habla por él, recoge lo insufrible de su situación y lo pone a disposición de la discusión. ¡Qué todo salga, que nada quede! ¡Alicia no añadas ni una gota más al vaso de mi caballerosidad! ¡No ves que después las fernandistas me acusan de frío y distante! ¡Yo sólo quiero que me dejes en paz, que te vuelvas al mundo donde mi corazón no te vea, no te sienta, no te reclame a través de mi cuerpo, no me torture tu respirar tan cerca, sintiéndote tan lejos! ¡Alicia, con lo inteligente que soy, ¿por qué no me conformo con sufrirte todos los días?Y Alicia... La cara de Alicia no es de pena ni de lástima, es de estupefacción... ¡Álvaro mostrando su corazón herido de desamor! ¿Por mí? ¿He sido capaz de enamorar a este pedazo hombre... yo?¡Dios mío y me duele su dolor! ¡Álvaro! ¿Cómo no te he reconocido antes, mi amor? Las palabras no sirven, sólo vale asomarse al corazón desde sus miradas. Alicia no espera, es la que primero busca. Álvaro no se atreve a mirar o a que lo miren, su corazón está roto, es débil para batallas que se creen perdidas. Alicia lo toca, Álvaro se dejar consolar, desolado. Alicia insiste en asomarse, en que se vean. Alicia le calla por la boca. Le atrapa la mirada. Ya están conectados, cierran sus miradas. Se atraen. En un segundo Álvaro coloca su corazón en los labios. Se lo entrega a Alicia en los suyos. Se convierte en un beso. Ya lo tiene. Ya se tienen. Se estremecen. Se sujetan el estremecimiento para poder seguir estremeciéndose… Sus corazones conectados estremeciéndose de amor…y sigue…
Cada vez que se separaban, Alicia lucía una sonrisa... Y las sonrisas son las puertas abiertas del corazón en la boca... Y Álvaro, recoge cada una de ellas y las atesora en el cofre de su amor para devolvérselas en atenciones y miradas...
Os tengo que decir lo que Alicia me ha pedido que os diga.Me ha dicho Alicia que Álvaro es su marido, su HOMBRE. Que no hagamos planes como si estuviera sólo en la vida, sin mujer, porque ella está ahí y va a estarlo para siempre. Que ella no tiene la culpa de que los guionistas sólo nos muestren los momentos en los que ella y Álvaro están hablando de Fernando, y siempre pareciendo que es su guía en la vida, cuando es Álvaro el que alumbra con luz todos sus días, y el que calienta con fuego sus noches de fuego. Que cuando se despiertan, si es ella quien lo hace primero, lo mira a EL, y el corazón se le ensancha de dicha al contemplar, como plácidamente duerme al que cada día aprende a amar más, partiendo del amor infinito del día anterior, desde su cuerpo y desde su corazón. Si es Álvaro quien despierta primero, lo siente. Siente como a la ventana de su alma, se asoman los rayos del sol del amor que la ama. Que cuando despiertan juntos y amanece el día, de luz y fuego emprenden su vida. Me ha dicho Alicia, que ella sabe de nuestro amor por ÉL, pero que EL, es SUYO mientras vivan...

















Esa escena de Alicia sentada en el sofá detrás de él, su mirada lo dice todo... Siempre que miraba esa escena me fijaba en Álvaro, pero cuando miras a Alicia es ...


Alicia está en la nube del sofá acariciando el libro con sus manos. Pasa de página, como en su vida misma, con la calma que tiene de sentirse junto al hombre de su vida. Ahí lo tiene, sentado delante de su mirada. Levanta los ojos, y la sonrisa se escapa de su cara corriendo hacia su nuevo dueño, Álvaro. No parece nube de tormenta, sino nube de felicidad despierta y segura de su sentimiento y su futuro.Alicia mira a su amor y no puede imaginar que en él, las dudas y los anhelos en batalla sin fundamento, lo aparten de la certeza de su amor verdadero. Alicia lo observa, lo disfruta, lo siente, y lo mira desde la nube del sofá sin saber de la tormenta de la duda que en Álvaro se desata...